Después de empezar la confección de la “lista autobiográfica” que te sugería en el número anterior de este boletín, confío en que empieces a saborear las primeras satisfacciones que da iniciarse en el trabajo autobiográfico. Es importante poder mantener abierta esta lista, para ir añadiendo todos los ítems que todavía se te irán ocurriendo.
Quien tilda de narcisista la tarea autobiográfica, no ha entendido el efecto curativo que comporta narrar la propia vida. Resucitar los fantasmas inquietantes que vagan a lo ancho y largo y de nuestra biografía es del todo liberador. Hacer las paces con el pasado deviene una especie de “auto-absolución”. La tarea que tienes entre manos busca mirar al pasado: primero para sorprenderte; y luego, poco apoco, para conectar con un sentimiento de respeto por cuanto has vivido y por cuanto decidiste no vivir, y con un sentimiento de aprecio por quien ser quien eres.
Para sacarle el polvo a tus recuerdos y alentar la memoria, hoy te propongo una esta mirada hacia el pasado, en primer lugar, pues, para sorprenderte. Manos a la obra?
Materiales
Ordenador, hoja o cartulina muy grandes. Rotuladores, lápices de colores, colores a la cera o pegatinas.
Consigna
Siéntate cómodamente, a solas y en calma. Imagina que vas en globo desde donde sobrevuelas el extenso territorio de tu vida. Desde que naciste hasta el momento presente, observas tu vida como un gran paisaje. Coge la cartulina (o lo que hayas decidido utilizar) y dibuja –como quieras- sobre tu paisaje figures, símbolos o imágenes que representen tu trayectoria vital. Si puede ser, hazlo cronológicamente; pero si no tienes claro el orden de tus vivencias, ¡no te obsesiones! Dibuja los signos sobre el territorio siguiendo tu intuición.
Te sugiero estar atento tanto a los elementos que han facilitado tu camino, como a aquellos que han supuesto un obstáculo o, que por momentos, lo interrumpieron, o aquellos que te obligaron a realizar un giro en otra dirección.
Estos son algunos de los símbolos que te sugiero para representar algunos de los momentos por donde podría haber pasado tu vida.
- Una cuna en medio de un campo de flores, en un día de sol: un entorno relajado en la familia cuando llegué al mundo. Por ejemplo, nací en el seno de una familia que me esperaba con mucha ilusión.
- Una cuna abandonada en medio de un bosque: dificultades en el entorno cuando nací. Por ejemplo: al poco tiempo de nacer, mi hermano mayor ingresó enfermo en el hospital y me dejaron unos días con mi tía materna. O, mi abuelo materno acababa de morir y mi madre estaba muy triste.
- Una cascada o un riachuelo que transcurre entre rocas: “locuras” que he hecho, riesgos que he corrido. Líos en los que me he metido.
- Un cruce de caminos: tener que realizar una decisión o una elección difícil.
- Una cabaña en un claro del bosque, cerca de un río: una época tranquila de la vida.
- Una cueva: la necesidad de sentirse seguro o segura.
- Un pozo profundo y oscuro: épocas de crisis.
- Un desierto de noche: una transformación o un cambio muy importante
- Una ermita junto al camino: ayudas que he tenido o personas que me han ayudado
- Un precipicio: una ruptura.
- Una montaña: un obstáculo o un impedimento.
- Una cama y un tenedor: la necesidad de descansar, de cuidarse.
- Un gran bosque frondoso y oscuro: sentirse perdido y desorientado o desorientada en la vida.
- Un puente: conexiones, relaciones, influencias, contactos que han ido significativos (en un sentido o en otro).
- Una gran extensión de campo verde: periodos de felicidad.
- Una nube de contaminación sobre un núcleo urbano: épocas de preocupación o de estrés.
Estos solo son algunos ejemplos de acuerdo con mis imágenes internas. Tú puedes inventar tus propios símbolos y sus significados. Cuando termines, tendrás un mapa detallado de la geografía de tu vida; un mapa de detallado de la trayectoria que has hecho a lo largo de tu vida, hasta el momento presente.
Déjate guiar por tus sensaciones al inventar tus símbolos, los que representarán los momentos significativos de tu historia de vida. Mientras lo haces, confía en tu cuerpo como guía.
Con el uso de la metáfora, puedes construir redes de significado de lo que ha sido tu vida hasta ahora. Manteniendo esta mirada a vista de pájaro, coge tu mapa una vez lo des por acabado (siempre puedes añadir más tarde lo que hayas olvidado) y obsérvalo. Míratelo sin prisa ni juicios. Estate atento o atenta a la estructura del territorio. Es decir, a cómo has construido tu historia. Pon atención al entrelazado de los acontecimientos, la relación que guardan entre ellos, aquellos hechos o etapas que son el motor de otros hechos o circunstancias. Observa los lugares por donde has pasado, los sitios y momentos que has compartido con otros, las extensiones felices o infelices, etcétera.
Para acabar, escribe las impresiones que recibes al observar el territorio de tu historia de vida hasta ahora.
¡Buen trabajo!